A. Estrategias antes de la lectura. 1. Establecimiento de objetivos. 2. Activación de los conocimientos previos. 3. Formulación de predicciones e hipótesis. B. Estrategias durante de la lectura. Esta es una actitud “metacognitiva” necesaria para lograr una lectura eficiente: 1. Detección de aspectos relevantes del texto. 2. Elaboración de inferencias. Las inferencias permiten aclarar dudas que dificultan la comprensión o realizar interpretaciones a partir de algunos hechos o pistas implícitas. 3. Uso de estructuras textuales. Los textos pueden ser narrativos o expositivos. El lector aplica sus conocimientos sobre las estructuras textuales cuando desea comprender un texto. “Este conocimiento esquemático de las estructuras textuales se va a lograr gradualmente en la medida en que los estudiantes tengan oportunidad de interactuar con los diversos tipos de texto. (Díaz Barriga y H. Hernández, citados por Maribel Cormack. 2006). C. Estrategias después de la lectura. 1. Verificación de la comprensión. 2. Elaborar un resumen. Van Dijk y Kintsh (citados por Maribel Cormack. 2006) señalan que cuando elaboramos un resumen estamos produciendo otro texto estrechamente vinculado al original pues reproduce en forma breve el contenido del mismo. Enseñar a hacer resúmenes es una tarea que debería ser prioritaria en la escuela; para lograrlo Maribel Cormack, sugiere:Son todas aquellas que van a propiciar que el lector realice la planificación de la lectura, asumiendo un rol protagónico en la construcción de significados.
Determinar los objetivos de la lectura o tomar conocimiento de ellos establece la forma en que la persona se aproxima al texto, así como la manera en que realizará la lectura, y controlará todo el proceso. Los objetivos pueden estar referidos a la búsqueda de información, a leer por placer, etc. (Díaz Barriga y Hernández, citados por Maribel Cormack. 2006).
“Si no se activa el conocimiento previo va a ser muy difícil para el lector construir un significado” (Díaz Barriga y Hernández, citados por Maribel Cormack. 2006). Para activar los conocimientos previos se puede hacer una lectura preliminar. Otra pista nos la puede dar el título, la introducción del libro, el índice o alguna ilustración.
Afflerbach y Johnston (citados por Maribel Cormack. 2006), “comprobaron que formular una hipótesis antes de leer un texto es una estrategia fructífera entre los lectores expertos”. El lector puede formular hipótesis del texto, es decir, adelantar opinión sobre lo que va a encontrar en él, y verificarlas a través de una lectura posterior. Puede utilizar indicadores como en el caso anterior: a partir del título, o alguna ilustración.Estas estrategias van a permitir al lector la construcción de significados a partir de la interpretación del texto y la resolución de los posibles problemas de comprensión que se le presenten (Solé citado por Maribel Cormack. 2006).
Hay que tener en cuenta los propósitos de la lectura y los conocimientos previos que tenemos sobre el contenido del texto. “Se realiza leyendo párrafo por párrafo para poder reflexionar e identificar si lo que se acaba de leer es importante o no (Barriga y Hernández, citados por Maribel Cormack. 2006).El propósito es la evaluación del proceso seguido para conocer los resultados y para introducir los cambios necesarios.
Constituye una estrategia metacognitiva para evaluar el proceso seguido para la comprensión de textos. El lector se autointerroga ¿Qué es lo que he comprendido? ¿Me han servido las estrategias que he utilizado? ¿He logrado construir un significado sobre el texto leído? (Vallés, citado por Maribel Cormack. 2006). Si los resultados no son positivos, el lector deberá releer el texto explorando los aspectos en los que ha encontrado más dificultad.